Usualmente cuando las empresas empiezan a negociar el contrato que regirá su relación laboral, lo hacen desde escenarios en el que ambos tratarán de protegerse, lo cual origina un alto grado de suspicacia y desconfianza.

Además, muchas relaciones podrían desenvolverse en escenarios que van cambiando o se van desarrollando, los cuales son muy difíciles de anticiparse o planificar.

Los doctores David Frylindger y Kate Visatek mencionan en “Harvard Business Review”, en que se debe cambiar diametralmente la forma de encarar y redactar contratos.  Proponen que se establezcan objetivos comunes, así como mecanismos de gobernanza para poder alinear los intereses de las partes, privilegiando un horizonte de largo plazo.

La esencia debe ser fomentar la confianza y colaboración.   Se sugieren 5 pasos:

  • Fijar los objetivos pensando la relación como un acuerdo de asociación sobre la base de confianza y metas específicas.
  • Visión de cada parte, entendiendo que la relación se dará en un entorno cambiante que exigirá ajustes con frecuencia. Ambas empresas deberán tratarse equitativamente.
  • Adoptar principios guía que regirán la relación. La relación comienza a marchitarse cuando una de las partes se siente abusada o traicionada.   La comunicación deberá ser clave.
  • Alinear expectativas e intereses. Cada detalle de lo redactado en el contrato sea coherente con los principios adoptados.
  • Detallar los mecanismos de gobernanza donde se podrán ventilar los aspectos del día a día.

El arte de saber contratar es determinante para las empresas de hoy, que requieren generar ecosistemas con sus aliados.

Sin un enfoque sano de largo plazo, no habrá innovación ni mejora.